El árbol milenario De la familia de las oleáceas, el olivo, Olea Europaea, es un árbol perenne y mediterráneo, donde su presencia se remonta a miles de años de antigüedad.
En su cultivo como bonsái, se aprecia por su vigor y resistencia, por la belleza de su madera seca y por su diversidad de formas.
De tamaño no muy elevado, ofrece una copa redondeada y tronco grueso que, en los ejemplares más viejos, se retuerce y encorva. Presenta pequeñas, alargadas y coriáceas hojas de color verde grisáceo, sus pequeñas flores, que salen en racimo, presentan cuatro lóbulos de color blanco, y los frutos ovalados y verdes, oscurecen al madurar. Al ser una especie mediterránea, aguanta perfectamente a pleno sol pues las hojas maduras elaboran una capa de cera que tapa sus estomas, evitando la evaporación y que se quemen las puntas. La falta de sol provoca mayor distancia entre nudos. En invierno soporta heladas de máximo dos días, por lo que debemos ponerlos a cubierto si se prolongan.