El Objetivo de la poda:
La poda tiene como objetivo conseguir un equilibrio entre el crecimiento vegetativo y la producción de frutos de calidad.
Un árbol con un crecimiento vegetativo muy vigoroso nos está diciendo que quiere crecer y extenderse…por tanto debemos hacer una poda larga o suave (dejar ramas altas sin despuntar y quitar pocas ramas) o,en algunos casos, no podar. Por el contrario un árbol con un crecimiento pobre, nos está diciendo que lleva demasiada carga y, por tanto, debemos quitarle ramas para que pueda coger un poco de vigor y desarrollarse, es decir una poda corta o fuerte.
Hay que retirar aquellas ramas que obstaculicen la penetración de la luz hacia las partes bajas. La llegada del sol a todas las partes del frutal nos permite mantener vivas las yemas florales y vegetativas de las partes bajas.
Principios básicos a tener en cuenta:
- No despuntar ramas del año. Debemos pensar que las ramas vigorosas del año son “cañerías” de agua y alimentos. Si despuntamos la rama, provocamos una concentración de vigor que nos provocará “chupones” (brotes con exceso de vigor) que descompensarán nuestro frutal.
- Si cortamos una rama del año deberemos dejar una rama desviada capaz de “amortiguar” la subida de “savia” provocada por el corte.
- Debemos favorecer las ramas con crecimiento horizontal por delante de las ramas verticales. Las ramas de crecimiento horizontal suelen tener un buen equilibrio vegetativo–productivo. Descartamos las ramas verticales hacia arriba porque suelen tener demasiado vigor y no producen fruta. Descartamos las ramas verticales hacia abajo porque tienen poco vigor y producen fruta de mala calidad
No dejar la poda de frutales para el invierno
A diferencia de lo que mucha gente cree, los frutales pueden ser podados durante todo el año, pero en cada momento el objetivo y la intensidad de la poda puede variar. Lo ideal sería poder pasar entre 2 y 3 veces a podar con una intensidad baja (debemos recordar que esto también estará en función de lo equilibrados que tengamos nuestros frutales).
Una primera intervención sería en primavera (depende de las variedades pero más o menos entre abril y mayo). Esta primera poda coincide, en muchas ocasiones, con el momento de aclareo o raleo de frutos. En esta primera fase, se cortan las ramas de crecimientos vigorosos (chupones) que crecen en la parte central de nuestro frutal Una segunda intervención sería a partir de agosto y hasta finales de septiembre. En este momento podemos hacer una poda suave eliminando las ramas centrales y marcando las guías de nuestro vaso Esta segunda poda es muy recomendable para el melocotonero, pero es esencial para albaricoqueros y cerezos. Estas dos especies de frutales no tienen una buena cicatrización y, por lo tanto, es siempre mejor podarlos con movimiento de savia.
El tercer momento para intervenir es en invierno (el más normal en la mayoría de parcelas de frutales). En este momento podemos aprovechar para hacer cortes más severos (rejuvenecer algunos árboles viejos). Básicamente lo que deberíamos hacer en esta poda es “aclarar” las ramas del frutal para dejar las ramas de producción del año y las ramas para los siguientes años (en especies de frutales que trabajan en madera vieja).
La poda de formación debe hacerse siempre que sea posible, en verde (primavera-otoño).