La Albizia se introdujo en Europa en 1745 y debe su nombre, Albizia, a Filippo de Albizzi, noble italiano del siglo XVIII aficionado a las plantas y, Julibrissin, por ser el la denominación, en persa, del árbol de la seda.
Se multiplica por semillas que, debido a sus cubiertas impermeables, deben ser tratadas con agua caliente antes de su siembra. La siembra directa se realiza en otoño o primavera.
Admite poda, aunque su crecimiento en forma de sombrilla la hace ideal para actuar como tal. De todas formas es muy importante eliminar todas las ramas secas y cortar aquella rama que por su crecimiento haga perder su forma decorativa.
Hasta ahora era una especie sin plagas ni enfermedades destacables, pero la globalización ha traído un enemigo para la Albizia en la costa catalana: la Acizzia jamatonica, un psílido de la familia Psyllidae. En Corea, a pesar de ser común, no causa daños en su huésped (la albizia) al contrario que ha pasado aquí.
No necesita un abono específico, bastará con que le aportes un abono para árboles y que se lo apliques una vez al mes durante su época de crecimiento. De todas formas si el terreno es pobre, la aportación de abono orgánico, una vez al año, en invierno favorecerá su crecimiento.
El nombre del arbusto o pequeño arbolito hace referencia al naturalista sueco, Magnus von Lagerstrom, amigo de Linneo, considerado el padre de la taxonomía, el sistema que aún hoy se usa, con modificaciones, para nombrar, ordenar y clasificar los organismos vivos.
Se multiplica por semillas y por esquejes. Es sensible a los transplantes y precisa de un gran cepellón.
Es necesaria la poda de floración, y es buena la de compartimentación. La de floración se hace a finales del invierno y deben retirarse las ramillas del año que han florecido y las ramas secas. Conviene quitar las ramillas secas y abrir el arbolito. Los veranos húmedos incrementa la floración.
Es sensible al oidio (Erysiphe lagerstroemiae), oidio del avellano (Phyllactinia corilea) y al hongo Capnodium Spp. La única plaga que le afecta, muy de vez en cuando, es la cochinilla.
El abonado rico en nitrógeno perjudica la floración y el arbolito despliega gran densidad de follaje pero florece poco.
Los árboles de sombra son aquellos que durante su desarrollo generan copas amplias y voluminosas que proyectan una generosa sombra bajo su dosel. Suelen ser árboles caducifolios que al estar desprovistos de hojas durante el invierno permiten el paso de la luz solar y, al contrario, generan una densa y fresca sombra en verano. Pero también hay árboles perennifolios que dan buena sombra o, incluso, palmeras.
El árbol de la ruta de la seda. Las moreras son árboles originarios de las zonas templadas de Asia y conocidos por ser magníficos elementos ornamentales en jardines, paseos y calles.
Se multiplica por semillas y esquejes, y las diferentes variedades se obtienen por injerto de púa o de yema. Las estacas de madera suave con hojas (esquejes semileñosos), obtenidas a mitad del verano, enraízan bajo niebla. La siembra directa debe realizarse en otoño o primavera.
La Morera es un árbol de sombra por excelencia y admite podas asiduas, existen dos tipos de podas la de formación y la de mantenimiento. La de formación la debes aplicar al principio de la vida del árbol y una vez está formado debes aplicar la de mantenimiento. Dependiendo de la función del árbol deberás realizarla de una u otra forma. Si deseas el crecimiento libre de la copa, te limitarás a eliminar las ramas en mal estado, las que molesten por estética o las que perjudiquen o tengan peligro de romperse. En el caso de las cultivadas para proporcionar sombra y que se necesite cierta forma de copa, ya sea por motivos estéticos o de espacio, debes practicar la poda anual y no importa por donde cortes, siempre que no cortes ninguna parte del tronco y dejes más de cuatro ramas cortadas a 10 cm del tronco.
Vale la pena tener en cuenta que no debes cortar ramas de más 12 cm de perímetros ya que a la larga representaría un perjuicio para el árbol.
Las moreras tienen como principales enemigos los ataques de pulgones, aunque no acostumbran a causar grandes estragos en el árbol. También pueden verse afectadas por ácaros y oídio.
Prefiere suelo suelto y bien drenado, de pH no ácido y, aunque es resistente a la sequía y a las temperaturas extremas, tanto frías como calurosas, debes tener presente que a los ejemplares jóvenes les pueden dañar los fríos intensos. Para la época de crecimiento es ideal proporcionarle abono rico en nitrógeno.
Es un árbol de gran belleza, de elegantes formas y gran talla, de forma cónica regular, tronco derecho, grueso y columnar y corteza grisácea de tono marrón rojizo que se torna escamosa al envejecer.
Se reproduce por siembra de sus semillas, por esqueje y acodo. Se propaga sin dificultad por semilla, ya sea en otoño o estratificadas en el invierno y sembradas en primavera.
A pesar de que admite podas drásticas te debes limitar a cortar las ramas secas o que molesten por algún motivo concreto. El corte lo puedes realizar en cualquier época del año.
Puede sufrir ataques graves de hongos como Ungulina annosa en su sistema radicular, así como de insectos tales como Limantria monacha defoliando su copa.
Prefiere los suelos profundos y húmedos, aunque vegeta igual en suelos calizos que ácidos.
El tilo se caracteriza por su porte, que puede alcanzar hasta los 35 y 40 metros de altura, su tupido follaje caduco, de sombra fresca e impenetrable en verano, y su longevidad, algunos de ellos pueden vivir hasta 900 años.
Se multiplica por semillas que, debido a su dura cubierta, pueden presentar problemas de germinación, por lo que hay que someterlas a tratamientos previos antes de la siembra. Aguantan bien los transplantes.
No es necesaria. Si has de podarla, deberás hacerlo durante el reposo vegetativo. Los árboles grandes tienen tendencia a generar ramas secas, que hay que eliminar. Las podas fuertes provocan el crecimiento de chupones.
Puede ser atacado por los pulgones que además segregan una sustancia pegajosa que impregna todo lo que esté debajo.
No necesita abono específico, será suficiente con la aportación de abono para árboles una vez al mes durante la época de crecimiento. Si el terreno es pobre, la aportación de abono orgánico anual favorecerá su crecimiento.
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